domingo, 18 de mayo de 2014

Dos Noches de Verano — 23 — Nick: Encontrar a otra persona

>Nick: Encontrar a otra persona.

—¿Qué carajo está pasando acá?
Los cuatro mirábamos desconsolados, contemplábamos como la columna de humo que se ocultaba tras una hilera de edificios nos había llevado por un camino ruin.
Mientras marchábamos una cosa había sido clara. La Ciudad estaba desolada. Su antigua gloria no había significado nada contra un flujo mayor. No importaba cuánto nos hubiéramos esforzado en construir nuestras vidas; una ola más grande lo había barrido con todo.
No podía decir si había sido una fuerza de la naturaleza o un acto malintencionado. No importaba. Acabamos de pasar un par de cadáveres; ahora había que aceptarlos como una normalidad. Todo, todo… caído abajo en un momento. Y ahora tampoco podíamos confiar en que el norte fuera el norte.
Solo podíamos pretender aguantar y seguir adelante, seguir la corriente de nuestra situación. Una situación más grande que cada uno de nosotros. Porque lo contrario era la locura. Afirmé mi agarre en torno al cuchillo; Croft y Clay se aferraron a sus Glock. Podíamos lidiar con ello. Debíamos hacerlo, no quedaba ningún otro camino ya. Ninguno de nosotros bajó la mirada, en ningún momento.
—El humo sigue ahí adelante —dijo Clay—. Eso significa que los helicópteros siguieron esa dirección de todas maneras. Ese… es el nuevo norte. —Extendió su brazo, y señalo hacia adelante— Direcciones de lado, es ahí adonde tenemos que ir. 
Se hizo un silencio.
—Puede que sea así —dijo Croft, entonces.
—Vamos, movámonos de una vez —dijo Clara.
Ella encabezo la marcha, con paso firme. El resto empezamos a seguirla lentamente. Lentamente, pero con seguridad.

◘◘◘◘◘

La situación se había dado vuelta en un instante. Pasaron helicópteros, aparecieron demonios. Nuestras expectativas se habían derrumbado y habíamos tenido que adaptarnos de nuevo. Hubo que abandonar el edificio, y seguir a la salvación que nos había dejado atrás. Nadie lo había cuestionado.
Sin embargo, mientras caminaba atrás de Clara yo no podía dejar de pensar.
¿Realmente íbamos a salvarnos? No sabía si huir en un helicóptero iba a cambiar algo… quizá llegáramos a donde llegáramos todo iba a ser…
No podía dejar de pensar en las palabras del hombre de blanco.
Pero mi mente lo evadía, y esta contradicción me torturaba. Temía enloquecer si me enfrentaba a ese recuerdo. Además, no podía entenderlo. Solo sabía que ya no podía sentirme seguro; el abismo me había devuelto la mirada.
Y el humo negro al que nos acercábamos no ayudaba. ¿Íbamos a terminar así si nos subíamos a uno de los helicópteros? ¿Cómo humareda? Creía poder adivinar lo que había pasado… Habían recogido a algunos ciudadanos, había sucedido una transformación en medio del aire. Miré a ambos lados, a quienes marchaban conmigo, y sopesé la idea de que cualquiera podía trastornarse en cualquier momento.
¿O no era así? Quizá había otros factores. Quizá solo hubo una etapa de transformaciones y no todos fueron susceptibles a ella. Hundí los hombros y en silencio esperé tener razón.
—Ahí —anunció Croft.
Solo había que girar en la esquina y estaría frente a nosotros. Ante la proximidad de la zona del accidente, el cielo estaba tapado por el humo completamente. Un cielo pálido en el que había comenzado una llovizna.
Los cuatro avanzamos hacia adelante. Doblamos la esquina, y nos encontramos por fin con la escena del transporte estrellado. La lluvia hacía que la iluminación se viera, pero el silencio fue lo que me dio un escalofrió. Entre todo ese humo y los pequeños rastros de fuego… entre una escena tan violenta… el silencio era descolocado. Como algo a punto de pasar.
—¿No hay nadie…? —susurró Croft.
—No sé —dijo Clara—. Creo que… —pero la interrumpí.
—Sí hay.
—Sí —acordó Clay— Adelante distingo una figura.
Clay señaló hacia delante de nuevo, señaló a una forma negra entre las ruinas. Nos acercamos cautelosamente.
Era un convertido. Se elevaba sobre el suelo, atravesado por un pedazo de escombro que le cruzaba el torso. Su brazo izquierdo se levantaba hacia arriba y se extendía por varios metros, estirado de forma antinatural. Diversas membranas de hueso surgían cada un cierto trecho, haciendo de soporte para el brazo. Llevaba un uniforme de soldado completo.
—¿Q-Qué hace con ese uniforme? —preguntó Clara.
—No tiene sentido —dijo Clay—. No iba a ser una operación marcial.
Croft soltó un gruñido.
Entonces, el soldado se movió. Todos dimos un salto hacia atrás, mientras giraba su cabeza hacia nosotros. Sin embargo, parecía paralizado. Su cuerpo era un obstáculo para él mismo.
Nos miró… y le devolvimos la mirada, mientras la lluvia nos bañaba y nos helaba. Había un foco de luz en los escombros detrás de él, por lo que la criatura era cubierta por sombras. El aire era increíblemente denso.
—Ese cuerpo es un disfraz —balbuceé, entendiendo—. Cambió su forma.
—¿De qué estás hablando? —dijo Clara, girándose hacia mí—. Las criaturas no pueden hacer eso.
No respondí nada.
De pronto, la criatura soltó un murmullo. Parecía estar haciendo algún tipo de esfuerzo.
Todos nos paralizamos.
Hola —logró mascullar, con una voz fragmentada. La llama tras él era temblorosa, y hacia que su silueta pareciese incierta. Su rostro de soldado sonreía sin humanidad.
Había adaptado esa forma para agradarnos. Hasta ahí habían llegado sus capacidades.
La bestia había hablado.
En ese momento, solo quería salir de ahí. 

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