domingo, 6 de abril de 2014

Dos Noches de Verano — 20 — Clara: Revisar el edificio

>Clara: Revisar el edificio.


—En fin, “tenemos que revisar.” —repitió Croft—. Entonces, ¿qué sugieren?
—Más allá de si creen o no en lo que dijo Henry —dije—, deberíamos prepararnos para todo. Ante la posibilidad de que los helicópteros no lleguen. Hay que juntar agua y comida, cualquier cosa que sirva como arma, y encerrarnos acá hasta que venga la ayuda. Hay que tapar todas las puertas y ventanas, como en la casa.
Nos dividimos los cinco pisos, dejando la recepción; Croft tenía el segundo, Nick el tercero, yo el cuarto y Clay el quinto. Usamos el ascensor para llegar a nuestros pisos, sin decirnos nada.
Oficinas, oficinas y más oficinas. Entré a cada una y revisé todos los cajones que no estaban con llave. Solo había papeles, con el ocasional objeto personal. No esperaba encontrar algo más, de todas formas. Después de todo, ¿quién iba a traer una pistola a una oficina?
Encontré una caja de cigarrillos medio vacía y un encendedor. Tomé el encendedor.
Miré por la segunda mitad. Seguí buscando. Nada.
Terminé de revisar las oficinas y solo encontré otro encendedor. Lo tomé de todas formas, y volví al primer piso.
Me encontré con Croft, que ya había terminado.
—¿Cómo te fue? —me pregunto.
—Dos encendedores. Al menos tenemos iluminación si se va la electricidad.
—Si es que.
—¿Y vos encontraste algo? —pregunté.
—No, la verdad. No hay mucho que ver en el segundo piso. Es más, tuve tiempo de sobra y busqué por acá. Tampoco hay nada. Esto no se ve muy alentador.
Oí la puerta de un ascensor. Nick apareció bajando las escaleras.
—Em, no sé si se dieron cuenta —dijo—. Pero hay un piso subterráneo.
—Podría ser un estacionamiento —pensó Croft—. Lo mejor va a ser no hacer nada, o podríamos activar una alarma.
Oímos como el ascensor de Nick era llamado.
—Quizá, pero este lugar tiene calefacción —dijo Nick—. Debe haber un cuarto que controle eso. Y ahí puede haber algo útil.
Cuando el ascensor bajó, todos nos habíamos juntado a esperarlo. Clay se sorprendió de vernos ahí. Pasamos adentro, y Nick apretó el botón de Subterráneo.
—Eh, ¿qué encontraron? —nos preguntó Clay.
—Yo nada —dijo Croft—. Tampoco en el primer piso.
—Tampoco nada —dijo Nick.
—Yo encontré dos encendedores —dije—. ¿Y vos?
—En la oficina del jefe había un celular.
La puerta se abrió. Nos encontramos con el estacionamiento. No había muchos autos, y la entrada estaba cerrada con un portón. La única iluminación venia de luces fluorescentes, que eran algo débiles.
—¿Y por qué bajamos acá? —dijo Clay.
—Estamos buscando el cuarto con la calefacción —explicó Nick, y pasó al estacionamiento.
Se acercó a una puerta entornada, pasó y prendió la luz. Cuando lo seguimos dentro descubrimos que había dado con el cuarto que buscábamos. Nick nos llamó para mostrarnos algo; había encontrado una caja metálica. Adentro había…
—Tuberías —exclamé.
—Muchas tuberías —dijo Clay.
—Podríamos usarlas para defendernos —dijo Nick.
Tomamos una para cada uno y salimos del cuarto.
—Esto no va a ser suficiente —se quejó Clay.
—Bueno, si vamos a buscar a otras casas, estos pueden protegernos mientras cruzamos la calle —propuso Nick.
Volvimos al primer piso y miramos por la ventana de la puerta. Nada.
Nick empujó la puerta lentamente, y preparamos los tubos. Pero no pasó nada. No había nada afuera. Sin bajar la guardia, fuimos corriendo a una de las casas cercanas.
Notamos que había movimiento en algunas casas; otras personas esperando en la zona norte. Avanzamos hasta que pudimos comprobar que una estaba vacía, y rompimos una de las ventanas para entrar.
Lo primero que encontramos fueron cuerpos. Cuatro cadáveres en el living, unos encima de otros.
—Dios —dijo Croft.
—Esto es... —Apenas podía hablar.
—¿Los mataron otras personas? —preguntó Clay.
—Solo otras personas pondrían los cuerpos en una pila —dijo Nick—. Pero mirándolos… pareciera que fue un monstruo.
Permanecimos en silencio durante unos momentos, solo observando esa escena.
—Vámonos de acá rápido —dije.
Revisamos la casa cuanto antes, pero no había nada que sirviera como arma. Nos fuimos sin revisar el living.
Salimos afuera, y vimos a todas las casas que se extendían frente a nosotros. Esa calle parecía ser una intersección importante, con muchas residencias.
—Algún vecino tiene que tener una pistola, o jugar al golf o al beisbol —dijo Clay.

«Esto va a tomar tiempo», suspiré. Entonces fue cuando todo el trabajo se interrumpió de repente; entonces fue cuando nos alcanzó el sonido de las hélices acercándose.


>Clay: Encontrar un arma.

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