—En
fin, “tenemos que revisar.” —repitió Croft—. Entonces, ¿qué sugieren?
—Más
allá de si creen o no en lo que dijo Henry —dije—, deberíamos prepararnos para
todo. Ante la posibilidad de que los helicópteros no lleguen. Hay que juntar
agua y comida, cualquier cosa que sirva como arma, y encerrarnos acá hasta que venga
la ayuda. Hay que tapar todas las puertas y ventanas, como en la casa.
Nos
dividimos los cinco pisos, dejando la recepción; Croft tenía el segundo, Nick
el tercero, yo el cuarto y Clay el quinto. Usamos el ascensor para llegar a
nuestros pisos, sin decirnos nada.
Oficinas,
oficinas y más oficinas. Entré a cada una y revisé todos los cajones que no
estaban con llave. Solo había papeles, con el ocasional objeto personal. No
esperaba encontrar algo más, de todas formas. Después de todo, ¿quién iba a
traer una pistola a una oficina?
Encontré
una caja de cigarrillos medio vacía y un encendedor. Tomé el encendedor.
Miré
por la segunda mitad. Seguí buscando. Nada.
Terminé de revisar las oficinas y solo encontré otro
encendedor. Lo tomé de todas formas, y volví al primer piso.
Me
encontré con Croft, que ya había terminado.
—¿Cómo
te fue? —me pregunto.
—Dos
encendedores. Al menos tenemos iluminación si se va la electricidad.
—Si es
que.
—¿Y
vos encontraste algo? —pregunté.
—No,
la verdad. No hay mucho que ver en el segundo piso. Es más, tuve tiempo de sobra
y busqué por acá. Tampoco hay nada. Esto no se ve muy alentador.
Oí la
puerta de un ascensor. Nick apareció bajando las escaleras.
—Em,
no sé si se dieron cuenta —dijo—. Pero hay un piso subterráneo.
—Podría
ser un estacionamiento —pensó Croft—. Lo mejor va a ser no hacer nada, o podríamos
activar una alarma.
Oímos
como el ascensor de Nick era llamado.
—Quizá,
pero este lugar tiene calefacción —dijo Nick—. Debe haber un cuarto que
controle eso. Y ahí puede haber algo útil.
Cuando
el ascensor bajó, todos nos habíamos juntado a esperarlo. Clay se sorprendió de
vernos ahí. Pasamos adentro, y Nick apretó el botón de Subterráneo.
—Eh,
¿qué encontraron? —nos preguntó Clay.
—Yo
nada —dijo Croft—. Tampoco en el primer piso.
—Tampoco
nada —dijo Nick.
—Yo
encontré dos encendedores —dije—. ¿Y vos?
—En la
oficina del jefe había un celular.
La
puerta se abrió. Nos encontramos con el estacionamiento. No había muchos autos,
y la entrada estaba cerrada con un portón. La única iluminación venia de luces
fluorescentes, que eran algo débiles.
—¿Y
por qué bajamos acá? —dijo Clay.
—Estamos
buscando el cuarto con la calefacción —explicó Nick, y pasó al estacionamiento.
Se acercó
a una puerta entornada, pasó y prendió la luz. Cuando lo seguimos dentro
descubrimos que había dado con el cuarto que buscábamos. Nick nos llamó para
mostrarnos algo; había encontrado una caja metálica. Adentro había…
—Tuberías
—exclamé.
—Muchas
tuberías —dijo Clay.
—Podríamos
usarlas para defendernos —dijo Nick.
Tomamos
una para cada uno y salimos del cuarto.
—Esto
no va a ser suficiente —se quejó Clay.
—Bueno,
si vamos a buscar a otras casas, estos pueden protegernos mientras cruzamos la
calle —propuso Nick.
Volvimos
al primer piso y miramos por la ventana de la puerta. Nada.
Nick
empujó la puerta lentamente, y preparamos los tubos. Pero no pasó nada. No había
nada afuera. Sin bajar la guardia, fuimos corriendo a una de las casas
cercanas.
Notamos
que había movimiento en algunas casas; otras personas esperando en la zona
norte. Avanzamos hasta que pudimos comprobar que una estaba vacía, y rompimos
una de las ventanas para entrar.
Lo
primero que encontramos fueron cuerpos. Cuatro cadáveres en el living, unos
encima de otros.
—Dios
—dijo Croft.
—Esto
es... —Apenas podía hablar.
—¿Los
mataron otras personas? —preguntó Clay.
—Solo
otras personas pondrían los cuerpos en una pila —dijo Nick—. Pero mirándolos…
pareciera que fue un monstruo.
Permanecimos
en silencio durante unos momentos, solo observando esa escena.
—Vámonos
de acá rápido —dije.
Revisamos
la casa cuanto antes, pero no había nada que sirviera como arma. Nos fuimos sin
revisar el living.
Salimos
afuera, y vimos a todas las casas que se extendían frente a nosotros. Esa calle
parecía ser una intersección importante, con muchas residencias.
—Algún
vecino tiene que tener una pistola, o jugar al golf o al beisbol —dijo Clay.
«Esto
va a tomar tiempo», suspiré. Entonces fue cuando todo el trabajo se interrumpió
de repente; entonces fue cuando nos alcanzó el sonido de las hélices
acercándose.
>Clay: Encontrar un arma.
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