jueves, 13 de febrero de 2014

Dos Noches de Verano — 12 — Nick: Salvar a Croft

>Nick: Salvar a Croft.

De repente, escuché a Clay gritando mi nombre. 
No podía dormir, de todas maneras… No podía sacarme de la cabeza el rugido que producía la bestia, una especie de arañazo en mi mente que la había ensuciado y cuyos efectos aún permanecían. Por todo el cuarto algo parecía ir mal; una sensación opresiva que me ponía los pelos de punta. No podía explicarlo; era la sensación que había cuando me acercaba a esos monstruos, pero ahora había quedado impregnada en el lugar. 
Me levanté de la cama gustoso por salir de ahí y me dirigí al cuarto de Clay, con mi gorra y mi hacha. Clara se había asomado también por fuera de su cuarto. Le indiqué con la mirada que se sumara. 
—Alto —dijo—. Yo… Necesito decirles algo. 
—¿Eh? —Levanté una ceja—. Ahora no, vamos. 
Creía escuchar ruidos abajo. ¿Croft tampoco podía dormir? Sí, debía ser así; no creía que nadie fuera a poder esa noche. 
Clara y yo nos acercamos al cuarto de Clay, y miramos adentro… Ahí Croft estaba, desmayado bajo un hilo de su propia sangre. Clay estaba sobre él, sin saber qué hacer. Se veía muy sorprendido para ser él, como en un trance. 
Si Croft estaba ahí, los ruidos de abajo…
Reaccioné demasiado tarde. Tres hombres aparecieron desde las escaleras; uno llevaba un bate, otro un cuchillo y el ultimo una pistola. Estuvieron frente a nosotros en un segundo. 
Recordé mi entrenamiento y no perdí la calma. Clay salió al pasillo para ponerse junto a nosotros, pero el tipo del bate lo paso de largo y entro al cuarto. Yo fui detrás de él. Le grite algo, sacando su atención de Croft, y lo incité a que se me acercara. Logré hacerlo volver al pasillo, donde podía escuchar conmoción detrás de mí.
El tipo se lanzó con su bate, pero me cubrí y le desvié la mano. Me moví atrás de él y le doble el brazo contra la espalda, haciéndole soltar el bate. Clara llegó a tomarlo antes de que tocara al suelo y volvió a desaparecer de mi campo visual. 
Éramos solo yo y ese tipo… Levante mi hacha, pero me pregunté si realmente pensaba hacer algo. Atacar a aquellos alterados era una cosa. Un acto de defensa natural, casi correcto. Pero usar un hacha contra un hombre indefenso…
Habían irrumpido en la casa, habían tratado de atacarnos… Giré la cabeza para ver a Croft tirado, con una herida sangrante en la cabeza, como reafirmando mis ideas. Pero no podía hacerlo. No… 
Un dolor agudo en mi espalda. Solté un grito ronco y se me cayó el hacha. Mi cuerpo se tensó al instante y me puse de rodillas. Todo se hizo frío. 
Un cuchillo… el del cuchillo me había atacado. ¿Qué estaban haciendo Clay y Clara? Me giré despacio, tratando de ver al atacante, pero inmediatamente recibí un puñetazo de parte del tipo del bate. 
—Hijo de puta —me dijo. 
Mi labio se inflamó. Debía estar sangrando, pero no podía sentir nada. ¿Todavía tenía el cuchillo en mí? El tipo del bate tomo carrera, y me dio una patada en la cara. Todo mi cuello tembló, pero pude mantenerme de rodillas y evitar caer. El mundo giraba a mí alrededor. Me dio otro golpe, y mi gorra cayó con la sacudida. Reaccioné ante esto, tomando mi hacha del suelo, casi perezosamente. De alguna manera me levante y di un paso adelante. El tipo iba a golpearme de nuevo, pero se detuvo, asustado ante mi presencia. Empezó a decir algo, pero no pudo terminar. Clavé el hacha junto a su oreja, atravesando todo el cachete derecho. La mantuve en el lugar unos momentos y la saqué de una sacudida. Empezó a salir sangre, pero no llegaba a molestarme. Estaba demasiado aturdido… 
El tipo cayó al suelo y su sangre formo un charco, como una versión grotesca de la situación de Croft. 
Pero algo fue diferente. Su sangre empezó a convertirse en negro a medida que brotaba… el hombre perdió el color de piel inquietantemente rápido, y el ambiente se llenó de olor a podrido. ¿Qué estaba pasando? 
¿Y cómo estaba el resto? No podía molestarme en girar la cabeza, confundido como estaba. Apenas atiné a ponerme la gorra de nuevo y recostarme junto al cadáver, cuando el ambiente se llenó de algo más. Un sonido que parecía lluvia, algún repiqueteo quizá, pero era algo distinto. Siniestro. Lo reconocí en un momento. Arañadas. 

Algo parecía escarbar sobre nosotros, alrededor de todo el techo.

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