>Henry.
Una
noche de verano, hay una muerte.
Una
noche de verano, nadie logra dormir.
Una
noche de verano, todos pierden la vida.
Croft
y Nick explorarán la casa, puesto que ellos no habrán llegado mucho antes que
yo y Clara. Nosotros nos quedaremos afuera, montando guardia. Luego de un día
de caminar por la ciudad, los pies van a dolernos bastante, pero al menos ya
estaremos en la zona norte.
Solo
tendremos que esperar.
Miraré
por la ventana hacia las luces de la calle, y una de las criaturas pasara entre
ellas. Solo alcanzaré a ver una silueta, pero notaré que es más grande de lo
normal. Luego, esta silueta volverá para atacarnos. Pero sabré que hacer.
—Henry... —dirá
Ella, preocupada.
—¿Qué
pasa? —diré, levantando la cabeza.
—Tenes un poco de esa cosa negra en el brazo. —responderá,
señalando hacía mí.
No voy a preocuparme. Sé que es inofensiva en la
piel. Pero cuando me pasé la mano para limpiarla, sentí un dolor en la
palma.
Tenía una pequeña herida. Una astilla de la rama
que se me había enterrado. El líquido negro la cubrió rápidamente.
Mierda.
Ese no era un sueño.
Entonces iba a morir. No debía suceder así…
Corrí al baño a lavarme la herida y me eché
alcohol, pero ya era tarde. El ardor del liquido negro continuaba; ahora más
adentro.
Ella se paró en la puerta, asustada. Cuando la miré,
pareció entender.
—¿Te vas a...?
—Sí...
El dolor se expandía por mi mano, poco a poco. Ella
se fue corriendo al living. Salí del baño para seguirla, y cuando la vi tenía
su rama en la mano.
—Henry, por favor, ándate ahora. No quiero tener
que matarte —dijo, sujetando la rama con fuerza.
—No puedo. Ella, tengo que decirte algo
importante.
—¿Qué? ¿Qué es? —exclamó Clara, agresiva.
—Debo tener cinco minutos, más o menos. Voy a
tratar de hacerlo rápido.
Ella no bajó la rama, y respiraba pesadamente.
—Todos ustedes se van a morir, mañana. Antes de que
llegue el rescate.
Ella se quedó mirándome con incredulidad.
—Yo sueño con el futuro —dije.
Clara corrió hacia mí y empezó a golpearme con la
rama, llevándome hacia la puerta.
—¡Andate! ¡Ya te volviste loco!
—Mierda, por eso no quería decirles —mascullé, y logré
atrapar la rama con mi mano herida—. Te estoy diciendo la verdad. Puedo
probarlo.
—¡Ya andate de una vez! —gritó Clara, mientras
seguía empujándome con la rama hacia la puerta.
—Esta noche… va a entrar a la casa un monstruo diferente
a los demás… por la ventana del segundo piso —sujeté la rama con más fuerza y
Clara ya no pudo empujarme, y continúe hablando—. Va a ser como varios de ellos
en uno solo. Mañana en la mañana vamos a encontrarnos con un tipo llamado
Clay, acompañado de otro llamado Anthony. Al medio día, este líquido negro
va a aparecer en el agua. Anthony va a tomarla y se va a transformar. Por
la tarde, el equipo de rescate no va a aparecer. Los helicópteros no van a
venir nunca, y vamos a terminar muriendo al infectarnos. —Ella me miraba,
escuchándome pero sin cambiar su expresión. Tenía que decir algo más—. Tu madre
y tus dos hermanos menores se transformaron esta mañana y trataron de matarte.
Eso me lo ibas a decir mañana.
Ella se detuvo. No me había querido hablar de eso
cuando caminábamos hacia acá. Nunca me lo había dicho. Pero me lo iba a decir al
día siguiente, cuando le preguntara por qué estaba triste. Aunque fuera
doloroso, mencionárselo era lo único que podía hacer para lograr que me
escuchara.
Ella retrocedió unos pasos.
—Todos se van a morir mañana —repetí.
Ella permanecía callada.
—En cada semana hay un día en el que sueño con los
eventos que van a ocurrir en la semana siguiente. Es así desde que llegue a la
ciudad. Siempre están en lo correcto, hasta en el más mínimo detalle. Cuando me
despierto, anoto todo lo que vi para poder anticiparme.
Sentía el dolor en las venas de mi brazo. Se estaba
expandiendo.
Ambos permanecimos en silencio.
—No puede ser... No tiene sentido —dijo Ella.
—Es la verdad.
—No... Estas mintiendo. Si fuera así habrías visto
todo esto. Te habrías ido de la ciudad.
—Me quede para salvarlos.
—Somos unos extraños para vos.
—Mañana no lo serian. Por eso lo hice. No quería
que murieran, pero no había otra forma. No tenía como contactarme, y aunque
pudiera, no me habrían creído.
—Pero, entonces, ¿por qué te infectaste? Si podes
ver el futuro, ¿por qué no evitaste tu muerte?
—Porque en cuanto cambia algo ya no puedo saber lo que
va a suceder. Cuando nos atacó ese primer monstruo, sabía que me iba a golpear con
fuerza. Y por predecir el movimiento y atacarlo de otra forma, me enterré una
astilla en la mano. Ese fue mi error, y de haberlo sabido habría recibido el
golpe. No quería decirles de esto para evitar cualquier variable impredecible,
pero ahora no tengo otra opción.
Sentía el dolor llegando a mi corazón. Solo tenía
algunos segundos.
Clara no sabía que decir.
—Tenes que hacerlo vos, ahora. Salvarlos. En mi
mochila esta mi cuaderno, con las anotaciones. Tiene escrito todo lo que debía
haber sucedido. También tiene información importante sobre la gente trastornada.
Cosas de las que nos enteramos mañana y cosas que nos enteramos hasta cuatro días
después, que es cuando termina la semana que vi.
Clara solo me miraba.
—Todo lo que tengo en la mochila va a serles útil...
El abrelatas, la comida, la botella con agua limpia...
—Estás loco, Henry. Andate de acá ahora… —dijo
Clara, mientras volvía a levantar su rama.
—Pero si te demostré…
—Seguro lo mencione en el camino acá y ya me olvide.
Salí de acá, Henry. No quiero escuchar nada más…
El dolor seguía haciéndose más grande. Empezó a
subir. Y llegó a mi cabeza.
>Clara: Doble confrontación.
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