La
bestia nos miró a los ojos. A mí y a Nick a la vez. Y seguramente a Croft y a
Clay también. Tenía más de dos ojos. Podía verlo todo al mismo tiempo.
Alcanzaba
a distinguir cada una de sus partes con la poca luz que llegaba de la calle. Podía
distinguir sus ojos, sus brazos, sus pies, sus bocas, sus oídos, sus cabellos
distintos y sus heridas.
Tome
el abrelatas que había traído Henry. Tuvo razón. Tuvo razón todo ese tiempo. Había
predicho a ese monstruo.
Pero
eso no me ayudaba en nada entonces. Entonces Henry estaba muerto. Quizá solo
salíamos vivos de esa con su ayuda.
Aun así,
él había dicho que el abrelatas era importante. Entonces, no podía hacer más
que tirarme a la suerte.
Me
lancé sobre la bestia, y esta me atacó a mí. Logré enterrar el abrelatas en uno
de sus ojos, y esta me golpeó a la vez que chillaba de dolor. Caí al suelo con
fuerza y oí varios disparos. Me levante rápido y, cuando los tiros cesaron, me
acerqué a la bestia y le saque el abrelatas que había quedado enterrado en su
ojo. Entonces lo volví a enterrar en otro de los ojos, y Clay volvió a atacarlo
con el hacha.
—¡A
los ojos, Clay! —grité. Si no podíamos
matarla rápido, al menos podíamos dejarla ciega y escapar.
No
duramos mucho. La bestia nos golpeó a los dos casi de inmediato. Me apoyé contra
la pared y entonces note que Nick no estaba. ¿Nos había abandonado? Ah, excelente.
La
bestia fue contra Clay, pero apenas me acerqué se giró hacia mí. Abrí la puerta
que tenía cerca de mí y me cubrí detrás. La criatura la golpeo y luego volvió a
moverse, seguramente hacia Clay. No íbamos a poder darle si seguía así.
Salí y
arremetí con el abrelatas una vez más. Esta vez no pude ni acercarme esta vez;
la mole se giró y casi me golpea.
Escuché
pasos en la escalera; cuando mire, se trataba de Nick, con una de las ramas en
una mano y una botella en la otra. Usó la rama, y trato de… empalar a la
bestia. No funcionó. La bestia atrapó la rama con las manos y se la arrebató.
—¡Bien
hecho! Ahora esta armada —le dije, a la vez que la
bestia volvía a por mí con la rama en mano.
Me escondí
tras la puerta una vez más. En eso, Nick destapó la botella y le lanzó algo a
la bestia. Esta volvió a gritar, y fue tras Nick. Clay empezó a machacarla
desde atrás y Nick siguió salpicando con lo que fuera que tenia la botella. Con
el abrelatas, volví a apuntar a los ojos, y Croft le empezó a dar con el mango
de la pistola. La criatura golpeó a Nick y luego a Croft, pero seguimos sobre
ella con todo lo que teníamos.
Al
final, el monstruo cayó al suelo. Y luego de unos momentos en que insistimos,
dejo de moverse. Nick nos dijo que abriéramos las ventanas y nos alejáramos. Le
había lanzado acido muriático.
Una
vez abajo, encendimos las luces.
—Uh,
bueno, eso fue… —musitó Nick.
—Si
viene otra igual, estamos muertos. —Dijo Clay.
—Me queda
una sola bala —dijo Croft.
—...Estamos
jodidos. —Suspiró Clay.
—Em,
Clara —me dijo Nick, mirándome—. ¿Qué hacías con el abrelatas?
—¿Eh? —dije—.
¿A qué te referis?
—A por
qué andabas con el abrelatas. No hay latas para abrir acá…
—Pues...
no tenía nada más para defenderme —me levanté de hombros. Era
mentira. Era porque había empezado a creer lo que había dicho Henry cuando el
hombre que lo atropelló dijo llamarse Clay. Henry me dijo que lo íbamos a
encontrar mañana, junto a otro tipo más, pero aun así…
—Ah —dijo Nick, pareciendo creerme. Era mejor así. Henry dijo que el solo
decirnos sobre ello iba a afectar el futuro. ¿Quizá sería mejor no decirles
nada?
No, debíamos
prepararnos. Debía decirles sobre las predicciones de Henry. Pero primero debía
ver su cuaderno. Si se los decía de la nada no iban a creerme, como yo con
Henry. Posiblemente hasta fueran a tratarme de loca, luego de lo que paso
cuando llego Clay.
—Supongo
que habrá que sacar el cuerpo —dijo Croft.
—Está
cubierto de esa cosa negra —dijo Clay—. Ni loco voy a meter las manos ahí.
—Hay
que hacerlo, no podemos dejarlo ahí. Seguro empieza a oler mal.
—Entonces
mejor cambiémonos de casa.
—Lo
lamento, Clay, pero me niego siquiera a abrir la puerta —dijo Nick—. No de
noche, al menos.
—¿Qué
te hace pensar que son nocturnos? —preguntó Clay.
—Ese
multicadáver que hay en el segundo piso. Dudo que hayamos tenido la suerte de toparnos
con el único monstruo múltiple en la ciudad.
—Podemos
cubrirnos la manos con algo... —propuso Croft.
—No va
a pasar nada. Ese líquido negro es inofensivo para la piel —dije.
—¿Cómo
sabes? —dijo Clay.
—Henry
me lo dijo.
—Em…
Clara, no sé cómo decirte esto, pero como que Henry se murió. No sé si te
enteraste.
—No se
transformó porque tocó la cosa negra. Se transformó porque tenía una herida
abierta en la mano y le cayó líquido negro ahí.
—¿Estás
segura? —Clay me miró de soslayo.
—Estuve
ahí, genio. Revísense en busca de heridas. Cuídense de cualquier cosa pequeña
como una astilla enterrada.
Croft,
Nick y Clay se comenzaron a revisar los brazos, y luego los pies. Yo también
hice lo mismo. Solo tenía la herida del disparo, pero estaba vendada y
cubierta.
—Nada —dijo Clay.
—Nada
—repitió Nick.
—Tampoco
nada —terminó Croft—. Busquemos bolsas plásticas y saquemos el cuerpo de ahí.
En la
cocina tomamos varias bolsas y nos las pusimos en las manos. El líquido era
inofensivo, pero tampoco queríamos mancharnos. Subimos y empezamos a sacar el
cuerpo.
—Dios,
es peor a la luz —gruñó Nick.
Lo
dejamos caer por las escaleras, y una vez abajo lo arrastramos hasta la calle.
Entramos rápido, antes de que viniera otra criatura.
—¿Creen
que aguantemos hasta mañana? —dijo Nick.
Según Henry va a ser así, pero ahora...
—No si
no hacemos nada —dijo Croft—. Vamos al garaje a buscar tablas y cubramos todas
las ventanas. Mañana vamos a salir a buscar armas.
—Podríamos
hacerlo ahora. Está claro que esta noche no vamos a dormir —dijo Clay—. Bien podríamos
hacer guardia con algo para defendernos.
—Como
dije, no me gusta la idea de salir ahora —dijo Nick.
—Si
entra otro nos va a matar —respondió Clay.
—Si
hay otro afuera nos va a matar.
Henry había
dicho que había visto cosas sobre los monstruos. Lo tenía todo escrito en su
cuaderno. ¿Quizá había escrito sobre si esas bestias eran nocturnas?
—Dejen
de perder el tiempo peleando y hagamos una cosa a la vez, ¿bien? Luego nos
preocupamos de eso —dije. Nick y Clay me
miraron con cara fea, pero partimos los cuatro al garaje. Había algunas tablas,
un martillo y varios clavos. Tomamos todo, junto con varias piedras y nos pusimos
a trabajar. Excepto por Croft, que se ofreció a limpiar las manchas que había
dejado el monstruo.
El
segundo piso era de cerámica, así que sería fácil. Pero para las ventanas del
primer piso íbamos a tener que tapar con muebles o algo, ya que eran de
concreto.
Me
lleve la mochila de Henry a la habitación. Era algo pesada. ¿Había cargado con
eso durante todo el camino?
Martillee
tan rápido como pude, cubriendo la ventana en solo diez minutos. Apenas
terminé, dejé todo en el suelo y abrí la mochila. Entre la comida y el agua, había
un cuaderno con una simple tapa amarilla y azul al reverso. Cuando lo abrí,
creo que maldije a Henry unas diez veces.
Escribía
pequeño.
Eso iba a tomarme tiempo…>Clay: Apagar las luces.
No hay comentarios :
Publicar un comentario