Había
estado corriendo desde la mañana. Casi no podía creer que estuviese recuperando
el aliento. Abrí un espacio entre la persiana y miré hacia afuera.
Media
hora antes había visto a un hombre ser despedazado… No podía haber estado a más
de diez metros de mí. Corría por la mitad de la calle, gritando como un demente.
Una de esas cosas le salto por un costado y hundió sus fauces y extremidades en
él. La abominación empezó a jugar con su interior, y yo traté de aprovechar y huir.
A pesar de que otra de ellas vio mi carrera y empezó a seguirme, pude perderla
cuando encontré la casa. Estaba a salvo, aunque ni siquiera podía creerlo.
Los
helicópteros habían pasado la tarde anterior, transmitiendo su mensaje. El anuncio
comunicaba que teníamos que estar en la zona alta de la ciudad si queríamos ser
evacuados. Iba a tener que ponerme en marcha pronto.
No
sabía qué eran… Solo esperaba que no pudiesen olerme ahí. De todas maneras, no
dudaba que iban a aparecer algunos imbéciles en autos o algo así, haciendo todo
el ruido del mundo como el tipo de antes. La gente no salía de su pánico. E
iban a terminar muertos como el tipo de antes, solo que también iban a llevarme
con ellos.
Ya
había perdido mi arma y mi mochila después de que un idiota usara un bate contra
mi pierna y tomara mis cosas. Si uno de esos monstruos entraba en la casa,
apenas me quedaba la navaja que usaba como llavero… Aparte de eso, la casa debía
tener algo de comida. Esas serian todas mis posesiones.
Habían
dicho que nos rescatarían el miércoles; eso iba a ser a las seis del día
siguiente. Eran la una de la tarde, y solo quería descansar… al menos hasta el
día siguiente. Hice una lista en mi cabeza. Tenía que tapar todas las entradas,
las puertas y las ventanas, y tenía que juntar la comida. Con un poco de suerte,
la bañera iba a andar…
Creía
que solo me quedaba desear que todo saliera bien. Fue entonces cuando sentí el
primer golpe contra la puerta.
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